lunes, 28 de octubre de 2013

José María Olazábal, premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2013



La emoción podía palparse en el rostro de José María Olazábal al recibir el premio Príncipe de Asturias de los Deportes de mano de S. A. R. el príncipe Felipe. El teatro Campoamor era testigo del reconocimiento al trabajo bien hecho, a la profesionalidad, pero, sobre todo, a la calidad humana dentro y fuera de los campos de golf. 
“Chema” llevaba unos días en Asturias y había podido sentir la admiración y el cariño de una región que cuenta con 16 campos de golf. Tuvo ocasión de departir sobre motivación y liderazgo, participar en un campeonato de minigolf en Avilés, y ofrecer un clínic en La Barganiza (Siero) y Castiello (Gijón).

Y es que Olazábal lleva el golf en las venas. Apenas contaba con cuatro años cuando cogió su primer palo de golf en el Real Club de Golf de San Sebastián. Antes de convertirse en jugador profesional, ya había ganado varios torneos. Con veinte años fue elegido mejor jugador neoprofesional de Europa; el año siguiente debutó en la Ryder Cup, compitiendo junto a su admirado Severiano Ballesteros. Apartado de los circuitos de golf por motivos de salud durante un par de años, regresó para consagrarse al lado de su maestro y conseguir, en 1997, la medalla de oro al mérito deportivo. Tal es la admiración y respeto que le profesan sus compañeros, que el año pasado fue elegido capitán del equipo europeo de la Ryder Cup. Esta feliz circunstancia nos ha brindado uno de los momentos que sin duda ya ha pasado a la historia del golf: contra todo pronóstico, el equipo liderado por Olazábal fue capaz de remontar cuatro puntos a sus contrincantes americanos, en su propio campo. La épica de aquella hazaña, con una victoria in extremis, se conoce como “el milagro de Medinah”, en honor al campo donde se disputó.


El jurado del premio Príncipe de Asturias de los Deportes, presidido por Arancha Sánchez-Vicario y compuesto, entre otros, por Abel Antón, Jorge Garbajosa y María Escario, considera a Olazábal “uno de los mejores golfistas de la historia, digno sucesor del espíritu del mítico Severiano Ballesteros”, con dos Másters de Augusta y cuatro victorias en la Ryder Cup. Por encima de todo, el jurado ha valorado “una capacidad de superación encomiable, un talante competitivo y unas cualidades humanas admiradas por todos”.

El príncipe Felipe le dedicaba unas elogiosas y cariñosas palabras: “Sus triunfos son consecuencia de muchos años de esfuerzo e ilusiones; y también (sabemos) de mucho sufrimiento, superado con un espíritu de sacrificio y una fuerza de voluntad que forman parte del conjunto de cualidades humanas que todos reconocemos en él. Es, pues, Olazábal un modelo de deportista total al que hoy felicitamos por sus trofeos y, sobre todo, por la entrega, por la constancia y por la fortaleza demostradas. Gracias, maestro, y no solo por serlo del golf”. Para siempre queda ya su gesto de maestro del golf dedicando el premio a su mentor, compañero y amigo.


De este modo, Olazábal une su nombre a otros grandes del deporte que han recibido el mismo galardón, como Rafa Nadal, Fernando Alonso, Íker Casillas, Miguel Induráin, Juan Antonio Samaranch y, por supuesto, el eterno Severiano Ballesteros. 


Mar Galindo y Jose Luis Pérez
Enviados especiales a Oviedo

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