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13:00
yinyin
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Este Lucentum tiene recursos de sobra para permitirse un mal partido de su referencia ofensiva, Taylor Coppenrath.
El equipo en su concepto más puro aparece cuando más se le necesita. Y hoy era uno de esos días: frente al Club Melilla Baloncesto se ha visto sobre la cancha un juego de equipo de los que sólo tienen esos conjuntos que saben a lo que juegan, que se conocen y están preparados para todo tipo de victorias. Y la de hoy ha sido una victoria cimentada en la gran dirección de juego de Albert Sàbat (12 puntos, 3 rebotes, 9 asistencias, 2 recuperaciones y 27 de valoración) y el papel de apoyo que han tenido que realizar los pivots de Rubén Perelló ante el mal partido de Coppenrath. Green, Rejón y Fernández han atacado la pintura del Melilla hasta sacarle los colores. Y al final, 77-64 en el marcador.
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Y lo cierto es que al Lucentum le costó entrar en partido y lograr el ritmo que quería, principalmente porque Coppenrath no atinaba (2 puntos, -3 de valoración). Los primeros minutos fueron una carrera a contracorriente, con el Melilla controlando el marcador con pequeñas difierencias y con el acierto de Riera, Sánchez y Castro. Guillermo Rejón era el que llevaba el peso del ataque lucentino, con 5 puntos en el primer cuarto. Pedro Rívero y Sàbat intentaban dar fluidez al juego interior, pero la defensa de los pivots del Melilla, Wachsmann y Manzano, sobre Coppenrath era asfixiante. Cuando los de Gonzalo García de Victoria se iban de 10 en el marcador (9-19) a falta de un minuto para el final del primer asalto, aparecían Romà Bas y Albert Sàbat con sendos triples que recortaban la diferencia a sólo 4 puntos (17-21). Si Sàbat es el hombre del partido, mención especial merece también Bas, con puntos decisivos en momentos delicados como éste (tres triple en total).
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Shaun Green, cada día más cerca de lo que se espera de él, supo cómo sacar petróleo del desconcierto del Melilla: con puntos10 puntos en el segundo cuarto, el pivot lucentino puso por delante a su equipo apoyado por su compañero en la pintura Jesús Fernández (6 puntos). La mano de Sàbat no sólo controlaba el ritmo de partido, sino que también aportaba otros 5 puntos y ponía por delante al Lucentum en el ecuador del segundo acto (26-24). Fueron los mejores momentos del Lucentum en el partido, con 6 triples anotados que dejaron tocado al Melilla. José Correa daba un empujón a su equipo con un triple que era respondido de inmediato por Romà Bas con otra canasta desde el 6,75 (32-27). Huertas se gustaba con un alley-oop que transformaba Rejón, mientras Green robaba y finalizaba con una preciosa bandeja que ponía el 36-28. Otro triple de Sàbat aumentaba la diferencia a 11 puntos (29-28) y al final sé llegaba al descanso con un marcador de 41-32 después de una canasta de Pakamanis.
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No le sentó bien el descanso al Lucentum. Puesto que Coppenrath estaba desaparecido, Rubén Perelló se vio obligado a modificar su idea inicial de partido y a abrir un poco más la posición de los pivots,un cambio que Gonzalo García supo aprovechar para acercarse al Lucentum y ganar el cuarto. Wachsmann y Sánchez no encontraban rival en la zona lucentina y con 7 puntos cada uno ayudaron a que su equipo llegara empatado a los últimos 10 minutos. El Melilla le endosó a los alicantinos un parcial de 0-7 para poner el 43-41 en el marcador, y Perelló pedía tiempo muerto para frenar la remontada. A la vuelta, volvía a aparecer Romà Bas con un triple, pero Sánchez y Riera ponían de nuevo al Melilla por delante (46-48). Volvía a atacar el Lucentum con otro parcial de 6-0 (52-48) pero el rival respondía exactamente con el mismo parcial a la inversa (54-54).
Parecía que el partido se decantaría del lado del equipo que mejor supiera aguantar la presión, y ese fue el Lucentum. Siempre es el Lucentum. Es el resultado de tener una plantilla con expreciencia y mucho 'know how'. Éste último fue el cuarto de Jesús Fernández y Albert Sàbat: los 10 puntos y los 5 rebotes del pivot sentenciaron el encuentro, y la dirección de juego del base fue, simplemente, de libro. El capitán anotaba a distrito y siniestro, jugando mucho más cómodo de cara al aro, mientras que Sàbat repartía asistencias para que Álex Llorca pusiera su granito de arena al parcial de 11-3 que abrió el último cuarto. Controlado ya el partido, Perelló puso en pista a Romà Bas para cerrar la dirección de juego, y Jesús Fernández dio la puntilla poniendo el 75-57 a falta de 2.36 minutos para el final del partido. No hubo mucha más historia: el Lucentum se llevó el encuentro por 77-64 en la que es ya su quinta victoria consecutiva. Ahora que la piezas ya han encajado y se empieza a ver la verdadera calidad de está plantilla, la pregunta es: ¿dónde está el techo del Lucentum?
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