sábado, 10 de noviembre de 2012

Lucentum 007: licencia para ganar



10 de noviembre de 2012. Pazo dos Deportes, Lugo, 19:15h. Misión: Breogán.

Algunos partidos de baloncesto se antojan tan complicados por la cancha, el nivel del rival y la distancia recorrida que, verdaderamente, son comparables a una misión de James Bond. Por eso, me imaginaba que este encuentro entre el C. B. Lucentum y el C. B. Breogán de Lugo terminaría llevando el nombre de algún episodio de la cinematografía del enigmático 007. Lo que no sospechaba es que podría contar el partido recorriendo cronológicamente las principales aventuras del famosísimo agente al servicio secreto de su majestad. Un partido de película.


La historia, desde luego, no comenzaba “desde Lugo con amor”. Encajar, de entrada, un matador parcial de 8 – 0 convertía a los lucenses Cobos, Winchester, Leonavicius, Schaftenaar y Diouf en el auténtico “Doctor No” del Lucentum, al que solo Fernández y Coppenrath parecían poder plantar cara. Defendiendo muy bien y apurando al máximo las posesiones, Breogán consigue establecer una distancia de diez puntos sobre el rival, con el 18 – 08 de Winchester y el 22 – 12 de nuestro Green. Solo al final del primer cuarto parece que empezamos a espabilar, con la entrada en pista de Rejón, Llorca y Sàbat. Shaun Green, haciendo gala de su “Goldfinger”, clava un triplazo sobre la bocina que deja el primer asalto en 22 – 17. Vamos a remontar, chicos. Hay que poner en marcha la “Operación Trueno”, “Thunderball”.


Con esa intención sale Guillermo Rejón en el segundo cuarto. Y así, consigue acortar distancias con el equipo de Lugo. Sin embargo, los jugadores del Breogán mueven muy bien el balón, y consiguen irse hasta el 27 – 21. Es el turno entonces de Darryl Middleton, cuya veteranía nos recuerda que “Solo se vive dos veces”: dos canastas suyas nos dejan a un punto, y así permanecerá el marcador durante algunos minutos hasta que un inspirado Winchester abre más la brecha. La diferencia de faltas entre ambos conjuntos es enorme (a favor de Breogán), con sendas antideportivas, primero a Sàbat y luego a Leonavicius. Solo una gran canasta de Coppenrath, siempre al servicio secreto de su majestad lucentina, evita que la diferencia sea mayor en el marcador. 36 – 32 y al descanso.

El paso por los vestuarios iba a cambiar definitivamente el guion. Siguiendo el orden de las películas de James Bond, el tercer cuarto estaba destinado a llamarse “Vive y deja morir”. Y eso es lo que debieron de proponerse Fernández, Llorca, Rivero y Coppenrath, cuyos triples y canastas imposibles dieron la vuelta al marcador hasta el 40 – 47. Los lucenses intentaban acercarse con acciones de Winchester y Leonavicius, pero una protestada falta antideportiva cometida por Martínez, que dejaba a nuestro base Rivero en los tiros libres, volvería a marcar una distancia de seguridad de cinco puntos: 46 – 51 a falta de cuatro minutos, con un triple posterior que nos dejaría en 48 – 54. Sería Middleton quien, mientras expira la posesión, establecería la máxima ventaja hasta entonces para el Lucentum: 50 – 58. Los “chavales” de Rubén Perelló habían conseguido meter diez puntos más que su rival en este cuarto.


Al ritmo de “Sweet home Alabama” empezaba el último combate, con una estelar actuación de “El hombre de la pistola de oro”: el lucentino Rafa Huertas y sus triples, que pintaban para el Lucentum el mejor escenario posible para que este acto se titulara “Panorama para matar”. Sàbat nos ponía diez puntos por delante con otro gran triple, y luego a trece. Y puesto que la siguiente película de Bond se llama “Alta tensión”, Breogán no podía sino intentar remontar haciéndonos cinco puntos seguidos. El público ruge y Perelló se ve obligado a parar el partido en un par de ocasiones para activar distintas estrategias, como poner en la cancha a nuestros dos bases juntos. Queda apenas un minuto y la diferencia es de tan solo cuatro puntos. Los locales pueden permitirse hacer varias faltas, pero nosotros llevamos varios minutos en bonus. Y en ese momento, James Bond nos dará la clave de nuevo: su siguiente película es “Licencia para matar”, la misma que demuestra Rafa Huertas en su acierto desde la línea de tiro libre, y que planta un 71 – 79 en la recta final del encuentro. Un goteo de faltas y tiros libres en los últimos segundos hacen que Taylor Coppenrath escriba el 73 – 80 definitivo. Triunfo valiosísimo de un Lucentum 007 que hoy, una vez más, ha dado cuenta de que posee licencia para ganar.


Dos películas más me vienen ahora a la cabeza. La primera de ellas representa la actitud de Rubén Perelló como profesional. “Soy muy ambicioso”, decía en su presentación como entrenador oficial del Lucentum el pasado jueves. Está claro que, para él, “El mundo nunca es suficiente”. Tres partidos, tres victorias. Y dice que lo mejor está por llegar. Esta actitud, que ha sabido contagiar al equipo, nos lleva a la segunda y última película por hoy. Es posible que futuros partidos del Lucentum tengan un resultado diferente. Pero desde que Perelló está a los mandos, solo puede decirse que el Lucentum “muere otro día”. Hoy, contra Breogán, y como ya pasó contra Burgos y contra Huesca, no.


Esta noche, en algún lugar entre Lugo y Alicante, un joven apuesto vestido con traje oscuro y corbata azul Lucentum entrará en un bar. Pedirá un Martini agitado, no mezclado. Mientras, quizás, regale un guiño seductor a alguna aspirante a chica Bond que se le acerque. Pero en su cabeza solo habrá una idea: la estrategia que va a seguir y las armas que utilizará para cumplir esa misión tan especial que le han encomendado esta semana. Una misión con la que varios agentes soñaban, pero que su real majestad lucentina ha asignado al número 007: Perelló, Rubén Perelló. Una apasionante y peligrosa misión que es su gran oportunidad, el sueño y la ilusión de su vida. Una misión llamada “Lucentum ACB”.

A por ella, míster.


Mar-Moneypenny Galindo

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