jueves, 18 de abril de 2013

LA MÁS ANTIGUA DE LAS CLÁSICAS


El domingo 21 se cierra la temporada de clásicas con la Liège-Bastogne-Liège. La clásica más antigua de cuantas se disputan en el calendario internacional. “La Doyenne” (“La Decana” en castellano) cierra el mes de las clásicas y el Tríptico de las Ardenas para dar paso a las grandes vueltas. Y lo hace de una forma un tanto progresiva, ya que otra de las características principales de ésta carrera es que la mayoría de favoritos son aquellos que lo van a ser en las grandes vueltas por etapas.
Su perfil más exigente unido al extenso kilometraje ha hecho de la Liège-Bastogne-Liège una clásica más atractiva y propicia para los “vueltómanos” que para los “clasicómanos” al uso. Si Milán-San Remo es para los velocistas, el pavés de Flandes y Roubaix para los trotones del pelotón y Lombardía (el quinto Monumento, que se disputa en Octubre) para escaladores, ésta es la clásica de los fondistas, aquellos que más tarde veremos disputándose el Giro, el Tour o la Vuelta.
Es el cuarto Monumento del Ciclismo de la temporada y, por tradición, una de las tres (junto a Milán-San Remo y París-Roubaix) más importantes y prestigiosas. Sin embargo, el ciclismo moderno con sus planteamientos concentrados en los kilómetros finales está relegando ésta clásica a un desenlace típico de sus compañeras de las Ardenas. Si bien no llega al extremo de decidirse en un punto clave como el Cauberg (Amstel Gold Race) o el Muro de Huy (Flecha Valona), es muy difícil pensar que se puedan dar los ataques lejanos de las clásicas de Flandes y lo más probable es que se empiece a decidir a partir de La Redoute, a falta de unos treinta kilómetros de meta.
Un poco de historia.
“La Doyenne” es la clásica más antigua del calendario internacional. Su primera edición data de 1892 aunque, debido a su situación estratégica en el centro de Europa, tuvo que interrumpirse debido a la I y la II Guerra Mundial.
Formó parte de la Copa del Mundo desde su creación en 1989 y del calendario UCI ProTour desde sus inicios en 2004.
Si bien se disputó solamente como prueba amateur durante algunos de los primeros años, la decana de las clásicas tiene un palmarés de vencedores muy notable: Anquetil, Merckx (5 veces), De Vlaeminck, Hinault (2), Kelly (2), Argentin (4), Berzin, Gianetti, Richard, Bartoli (2), Vandenbroucke, Bettini (2) o Vinokourov (2).
Como en la mayoría de las clásicas y, a pesar de que es la más adaptada a los “vueltómanos”, los españoles hemos descubierto recientemente la victoria en Lieja. Ha sido Alejandro Valverde, vencedor en 2006 y 2008, el único que ha logrado el triunfo español en la más antigua de las clásicas.
El año pasado y, como viene siendo habitual, la carrera se empezó a lanzar en La Redoute para que los favoritos empezaran a moverse en La Roche aux Faucons. Nibali (entonces en Liquigas) se marchaba en solitario y pagaba el esfuerzo en la última cota, Saint Nicholas, donde un valiente e inesperado Maxim Iglinskiy (Astana) le dio caza y se marchó en solitario hacia la meta de Ans.
El pelotón afrontando una de las cotas (Foto ©: Tim de Waele)


El recorrido.
Con ligeros cambios con el paso de los años, sigue manteniendo la tónica que su propio nombre indica. Se trata de un recorrido desde Liège (Lieja) hacia el sur, hasta la ciudad de Bastogne para girar y volver atravesando las Ardenas hasta el punto de partida, trasladado desde hace años a la cercana localidad de Ans.
Superando, como es lógico en un Monumento del Ciclismo, los 250 kilómetros, éste año trae ligeros cambios, que sólo la ambición de los ciclistas podrá o no hacer buenos, ya que afectan directamente a los kilómetros decisivos de la carrera.
Mapa de la Liège-Bastogne-Liège 2013 (Foto ©: http://www.letour.fr/2013/LBL/COURSE/us/le_parcours.html)
Perfil de la Liège-Bastogne-Liège 2013 (Foto ©: http://www.letour.fr/2013/LBL/COURSE/us/le_parcours.html)

Como anticipábamos, la carrera parte de Liège hacia el sur con un perfil mucho menos quebrado que la segunda mitad de la carrera y dónde sólo se supera la pequeña cota de La Roche-En-Ardenne, de 2,9 kilómetros de longitud y un porcentaje medio del 5,9 % antes de llegar a Bastogne. Un terreno que se antoja propicio para la formación de la típica escapada del día. A partir de aquí, la carrera gira de nuevo hacia el norte y atraviesa la Côte de Saint-Roch, de tan solo 1 kilómetro pero al 11,2 % de desnivel.
Es a partir del kilómetro 160 de carrera cuando el perfil toma esa forma de cuchillo de sierra y donde la carrera atraviesa las cotas de Wanne (2,2 km a 7,7 %) y Stockeu (1,1 km a 11,6 %), para pasar por la ascensión, no catalogada como tal, al avituallamiento de Stavelot y continuar por las cotas de Haute-Levée (3,4 km a 6 %), Rosier (3,9 km a 6,3 %), Maquisard (2,5 km al 5 %) y Mont-Theux (2,7 km al 5,9 %). Terreno más que suficiente para reducir la ventaja de la fuga y castigar las piernas de todos los que hayan superado los 208 kilómetros recorridos hasta ésta última cota.
Es a partir del kilómetro 220, con el comienzo de La Redoute (2,3 km al 7,4 %) donde deberían comenzar las hostilidades y también donde empiezan los cambios en el recorrido respecto a los años anteriores. La pasada temporada, una vez superada ésta cota, el terreno era favorable durante casi 15 kilómetros hasta el comienzo de la Roche aux Faucons (1,6 km al 10 %), absolutamente decisiva en las últimas ediciones. Esa penúltima cota sustituyó en 2008 al intrascendente Saint Tillman y se antojaba como el punto clave de la carrera. Éste año, esa carretera se encuentra en obras y no figura en el trazado. En su lugar, nada más acabar La Redoute, la carrera ascenderá a la localidad de Sprimont, para descender de nuevo hasta Tilff y ascender la nueva Côta de Colonster (2,4 km al 6 %). Más larga en distancia pero menos exigente, aunque sumada la dureza anterior de Sprimont, podría tener el mismo efecto decisivo que la Roche aux Faucons.
Tras ésta penúltima dificultad, la carrera se lanza ya a superar la Côte de Saint Nicholas (1,2 km al 8,6 %), a sólo 5,5 kilómetros de meta. Tras el descenso y el paso por Liège, aún les queda un último kilómetro y medio picando hacia arriba, hacia la meta en la Rue Jean Jaurès de Ans para hacerse con La Doyenne.
261,5 kilómetros para designar al último ganador de las grandes clásicas de primavera de 2013.

Gilbert culminaba su triplete en las Ardenas 2011 venciendo a los hermanos Schleck (Foto ©: plataformarecorridosciclistas.org)
Iglinskiy sorprendía a todos y superaba a un exhausto Nibali para vencer en 2012 (Foto ©: www.deia.com)

Favoritos:
Philippe Gilbert (BMC Racing Team): el máximo favorito en todas las clásicas de las Ardenas. “La Doyenne” es su carrera favorita (de pequeño vivía en Remouchamps, a los mismos pies de La Redoute) y ya venció aquí en 2011. No llega a estar al nivel intratable de aquel año, pero en la Bravante Pijls, Amstel Gold Race y Fleche Wallonne ha demostrado tener piernas y ganas.
Alejandro Valverde (Movistar Team): 2º en Amstel y 7º en una Flecha Valona que se tomó más relajado, el murciano ha recuperado el nivel y es claro favorito ante la clásica de las Ardenas que mejor le viene. Es el único español que ha conseguido vencer, haciéndolo en dos ocasiones. Podría ser el año de la tercera.
Simon Gerrans (Orica-GreenEdge): 3º en Amstel hace una semana, decidió descansar en la Flecha Valona para estar perfecto en “La Doyenne”. De condiciones similares a Gilbert o Valverde, se le suele resistir llegar bien al final en una carrera donde su mejor resultado es 6º en el año 2009.
Vincenzo Nibali (Astana): 2º el año pasado tras desfallecer a las puertas de la gloria, “El Tiburón del Estrecho” viene del Giro del Trentino con un gran estado de forma de cara al Giro de Italia y buscará la victoria que la pasada temporada se le escapó de las manos. Debe mover la carrera desde lejos ya que pierde muchas opciones de llegar en un grupo reducido.
Joaquím Rodríguez (Katusha): parece recuperado de la caída del domingo a tenor de lo visto en Flecha Valona y ya fue 2º aquí en 2009. Quizás esté un punto por debajo que Gilbert y Valverde pero a Purito (y a Katusha en general) siempre hay que tenerle en cuenta.

Como decíamos al principio, Liège-Bastogne-Liège es la clásica con más tirón para los expertos en grandes vueltas por etapas. No sería extraño ver en los movimientos finales a los Froome (Sky) o Contador (Saxo-Tinkoff Bank).
Pero más centrándonos en la estrategia, podemos diferenciar dos tipos de corredores: aquellos que deben romper la carrera en las subidas previas, intentando marcharse en solitario o, a lo sumo, con uno o dos acompañantes para evitar el sprint de grupo; y los que, aguantando los constantes arreones de los anteriores, deben ir de rueda en rueda esperando el momento de la verdad.
En el primer grupo, aparte de Nibali, tendríamos a Betancur y Nocentini (AG2R), Brajkovic, Fuglsang e Iglinskiy (Astana), Mollema (Blanco), Samuel Sánchez y Antón (Euskaltel), Hesjedal y Dan Martin (Garmin), Dani Moreno (Katusha), Cunego, Scarponi y Ulissi (Lampre), Jelle Vanendert (Lotto), Rui Costa y Quintana (Movistar), Kwiatkowski (Omega Pharma), Weening (Orica), Monfort (RadioShack), Froome, Henao, Porte y Urán (Sky), Rolland (Europcar), Contador y Kreuziger (Saxo-Tinkoff Bank) o Thomas De Gendt (Vacansoleil). Un grupo extenso del que solo quedarán los más fuertes.
En el otro lado, aquellos que quieran jugársela en los últimos metros. Corredores de gran nivel para aguantar las cotas y buena punta de velocidad. Aunque indudablemente Gilbert, Valverde y Gerrans parecen los más capacitados de llegar así la carrera, nombres como los de Gasparotto (Astana), Moser (Cannondale), Wegmann (Garmin), Albasini y Matthews (Orica), Gallopin (RadioShack) o Marcato (Vacansoleil) podrían tener alguna opción.

Mi apuesta: Alejandro Valverde (Movistar Team)

Escrito por Miguel Ángel Zapatera (@Zapa9MFS)

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