
Siete días en Brasil con motivo
del Mundial pasan muy rápido, y dan para mucho. La llegada a Salvador de Bahía,
una de las ciudades más especiales de Brasil, estuvo llena de sorpresas. El
primer día sirvió de toma de contacto con sus gentes, y el destino quiso que
nos perdiéramos en el Pelourinho, el centro histórico, y acabáramos en la mayor
fiesta jamás vista: la de São João de Bahía, donde música y color son todo uno.
Miles de brasileños abarrotaban las estrechas calles salvadoreñas, y todos
exhibían orgullosos la camiseta de su país, en un crisol verdiamarillo bajo el
lema de la nación: Ordem e progresso.
Una enorme batucada de la escuela...